El amor no mata, mata el machismo
Este 25 de Noviembre, queremos felicitar a todas las mujeres que nos rebelamos contra la violencia sexista. Cada vez somos más las mujeres que jugándonos nuestras propias vidas denunciamos a los hombres que nos agraden.Las mujeres no vamos a esperar, una vez más, a que vengan a salvarnos, no podemos dejar nuestras vidas en manos de otros. Queremos vivir sin miedo a ser agredidas, tanto en el ámbito público como en el privado.
Los recursos y medios ofrecidos por las distintas instituciones para hacer frente a esta cruda realidad están destinados a resolver esta “lacra” de manera individual, no colectivamente, no atacando a la raíz del problema, que no es otro que nuestro modelo de sociedad hetero-patriarcal.
Las mujeres seguiremos desenmascarando la falsa igualdad y haciendo frente a la violencia sexista, desde las agresiones más sutiles a las más violentas con las que diariamente nos enfrentamos, no olvidando que el control, la dependencia, la publicidad sexista ,la humillación, los celos…entran dentro de esta categoría
En estos últimos días hemos visto y leído en distintos medios de comunicación cómo los esfuerzos de las mujeres afganas por hacer cumplir sus derechos no han tenido respuesta por parte del gobierno. En el mes de abril las mujeres afganas junto a otros colectivos por los derechos humanos organizaron una campaña para denunciar la aprobación de la Ley del Estatus Personal para la población chiita del país legalizando la discriminación al no respetar los derechos y la dignidad de las mujeres, permitiendo incluso la violación en el matrimonio.
En ninguna región del mundo las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos sociales, económicos y jurídicos. El informe de Social Watch 2008 visibiliza que la brecha de género persiste en todos los países del mundo y la tendencia general es a un progreso muy lento o nulo hacia la igualdad entre mujeres y hombres (1) . De los 1200 millones de seres humanos sumidos en la pobreza, aproximadamente el 70% son mujeres. Este mismo informe destaca que el empoderamiento de las mujeres no depende del nivel de riqueza de los países y que un alto desarrollo económico no conduce necesariamente a la equidad de género.