Por la defensa de nuestros derechos: el 29 de junio, huelga general
El poder económico y financiero, con la excusa de una crisis que él mismo ha generado, sigue en su ofensiva de acumular riqueza sin ningún cambio en el diseño económico. Su objetivo es acabar con lo que hemos conocido como estado de bienestar. Ahora le toca el turno a la reforma laboral, que lejos de dar solución a las causas que han generado la crisis, las refuerza. Una reforma que tendrá efecto en nuestros derechos laborales a través del abaratamiento del despido, que ataca la naturaleza de la negociación colectiva, que no elimina la precariedad laboral, que refuerza el papel de las ETTs, potenciando la mercantilización del empleo…
Pero la situación que vivimos, más allá de la trascendental reforma laboral, requiere un replanteamiento de las opciones que nos ofrecen inmutables. Hoy más que nunca se hace necesario transformar las políticas supeditadas al poder económico: la economía debe estar al servicio de las personas y no al contrario como viene sucediendo. Es urgente cambiar un sistema que promueve el enriquecimiento de una pequeña parte de la población a costa del empobrecimiento de la mayoría y la destrucción paulatina del planeta.
Pero la situación que vivimos, más allá de la trascendental reforma laboral, requiere un replanteamiento de las opciones que nos ofrecen inmutables. Hoy más que nunca se hace necesario transformar las políticas supeditadas al poder económico: la economía debe estar al servicio de las personas y no al contrario como viene sucediendo. Es urgente cambiar un sistema que promueve el enriquecimiento de una pequeña parte de la población a costa del empobrecimiento de la mayoría y la destrucción paulatina del planeta.