No estamos para pensar ahora en mariposas. No estamos para pensar que si no nos salvamos todas las personas, aquí no se salva nadie. Definitivamente, se plantean «malos tiempos para la lírica» y la solidaridad.
Estamos asistiendo a una tendencia “retro” en política. Cualquier tiempo pasado fue mejor, parecen decir los partidos en los distintos gobiernos, volviendo a consideraciones de la cooperación pasadas, caducas y retrógradas. Pero si jugamos todas a volver al pasado y hacer memoria histórica, puedo recordar aún como el Sr. Damborenea del Partido Popular en los años previos a la Ley de 2007, nos recriminaba lo “poco rojos” que éramos en la Coordinadora de ONGDs de Euskadi al no exigir ya el 0,7% del Producto Interior Bruto para la cooperación. Era algo con lo que él estaba de acuerdo y, desde la oposición, así lo iba a solicitar al gobierno en aquellos años. Pero las cosas cambian y han pasado ya 5 años desde que todo el Parlamento Vasco con una solo voz afirmaron: “Observando la evolución que en el ámbito de la cooperación al desarrollo ha tenido la sociedad vasca, podemos decir que en Euskadi dicha cooperación es ya una realidad fuertemente asentada. Aquellos primeros empeños, que comenzaron generando compromisos más bien puntuales o simbólicos de las administraciones, han dado lugar a una política pública de solidaridad internacional prácticamente irrenunciable para todas las instituciones y sensibilidades políticas.” (Ley 1/2007)
Algunas pusimos mucho empeño en regular la cooperación y la solidaridad, en elevarla precisamente a algo “imprescindible” para nuestra convivencia planetaria, algo valioso. Fueron esfuerzos de muchos años. Los procesos siempre son largos y aquellos para llevar a buen puerto una Ley requieren muchos años.
Es una Ley de la que presumieron frente a otras comunidades autónomas. La cooperación descentralizada donde la sociedad civil esta mucho más implicada, es el modelo. Euskadi ha sido referente durante muchos años, y aún sigue siéndolo, gracias a algunas administraciones que al menos no han hecho serios recortes en su partida presupuestaria.
Pero casualidades de la vida, son justo ahora las instituciones regidas por el PP, Ayuntamiento de Gasteiz y Diputación de Araba, las que quieren hacer los mayores recortes a la cooperación, llegando casi a hacerla desaparecer.
Los recortes sociales impuestos por FMI y el Banco Mundial que estamos sufriendo los conocen bien los países con los que trabajamos, llevan años sufriéndolos. Ahora nos toca aquí a causa de un gobierno que se pliega a las demandas de los intereses económicos más neoliberales, olvidándose del bienestar y el desarrollo humano de todas las personas y pueblos.
Tenemos que celebrar, si, este 5º aniversario de la Ley Vasca de Cooperación, pero para coger fuerzas y luchar con ahínco por sostenerla, defenderla y seguir mejorándola más allá de partidismos y cortoplacismos, pensando en global, en las próximas generaciones y en el cuidado de nuestro planeta.
Vendrán más lobos, seguro, pero Caperucita está preparada.
Puri Perez Rojo
MUGARIK GABE