“Hay algunos grupos que piensan que recuperar la memoria es dañino. Lo pasado ha ocurrido, eso sin duda, pero sus efectos están en la vida presente y en el futuro de la sociedad. Trazan lo que somos o lo que creemos ser y lo que queremos ser”. Así comenzaba la experta en estudios de género y memoria, Luz Maceira, las Jornadas Memoria Eraikiz organizadas por la ONG Mugarik Gabe.
Maceira recordó que el relato lo escriben los grupos de poder y que en una sociedad patriarcal, el relato es patriarcal. Para ello reivindicó la memoria feminista, de las víctimas y sobrevivientes. Esto, explicó, no solo es esencial para conocer nuestra historia, sino también para saber cómo ejercer el derecho a la reparación de toda víctima.
Joana Etxano, de Mugarik Gabe, había enmarcado justo antes las jornadas Memoria Eraikiz en la necesidad de justicia, verdad y reparación en la lucha contra las violencias machistas.
Habló de la importancia de recoger las voces de las mujeres que ya no están y se relegan a un segundo lugar, de hacer una lectura crítica del pasado y del presente para construir propuestas alternativas de futuro. “Es importante que escuchemos sus vivencias, las sintamos, las vivamos y las traigamos y reflexionemos sobre lo que queremos hacer colectivamente”, afirmó.
Todavía queda mucho camino por delante, como explicó la abogada María Naredo, también participante en las jornadas: “La obligación del Estado de cumplir con el derecho a la reparación con las víctimas de las violencias machistas ha estado ausente hasta hace poco y sigue estándolo en gran parte”. Y quiso incidir en que, cuando las instituciones fallan y permiten que la violencia se repita o incluso acabe en feminicidio también tienen que hacerse cargo de su ineficacia. Supone violencia institucional y también requiere una reparación.
Naredo repasó, además de este elemento de responsabilidad institucional, los otros cuatro que deben estar presentes en toda reparación: la compensación o indemnización económica, la restitución o sanación, la satisfacción o difusión de la verdad y las garantías de no repetición. En este sentido, quiso señalar que la justicia, mirando a través de las gafas patriarcales, todavía no es capaz de entender el dolor que suponen estas violencias. Como ejemplo, la indeminzación dictada para la víctima menor de edad violada en grupo por cinco hombres en Manresa, tan solo 12.000 euros entre los cinco agresores.
Respecto a la restitución o sanación de cada mujer, incidió en que será distinta y que las instituciones deberán estar dispuestas a analizar sus necesidades específicas. “No puede ser un café para todas”. También explicó que en el caso de violencias machistas vividas durante años, suelen dejarse fuera de esta restitución cuestiones como el empobrecimiento de las mujeres, la falta de vivienda, o incluso la orfandad en el caso de criaturas cuya madre ha padecido violencia, pero esta no venía de la mano de su pareja o expareja.
En cuanto a las garantías de no repetición, Naredo incidió en la importancia de la protección colectiva y estructural, más allá de las instancias policiales y judiciales y de la vía punitivista: “Hay que hacer una llamada importantísima al trabajo con hombres y sobre sus comportamientos, al trabajo con los agresores, a la protección específica a mujeres y niñas que han padecido violencias sexuales, sobre todo si se han dado en la propia familia”.
Iniciativas por la memoria
La última mesa de la mañana de las jornadas Memoria Eraikiz se dedicó a iniciativas concretas por la recuperación de la memoria.
«La violencia machista se entrelaza con la raza, con la ideología, con la clase social»
explicó Arantza Urkaregi, del grupo feminista del Foro Social Permanente, al recordar los testimonios de mujeres recogidos en la iniciativa para el proceso colectivo de paz en Euskal Herria, ‘Nik sinesten dizut’ (Yo sí te creo). Su compañera Olatz Dañobeitia explicó que la iniciativa vio la
necesidad de la perspectiva feminista en un proceso colectivo de paz en Euskadi: «En el caso de las torturas se menciona la violencia sexual, pero no se ha categorizado como violencia machista ni se le da visibilidad».
Otra de las iniciativas presentadas fue el proceso de búsqueda de un lugar de la memoria de las mujeres en Basauri, presentado por Anabel Sanz, técnica de Igualdad y Cooperación del Ayuntamiento del municipio. El lugar escogido ha sido una plaza céntrica, visible y que fuera un lugar de encuentro para el movimiento feminista y de visita, de lugar para el recuerdo. “Lo importante no es el producto final -el lugar- sino el proceso que construimos en él”, expresó. En el proceso de Basauri han participado unas 25 mujeres de todas las edades, algunas víctimas de violencias machistas y algunas migradas. “Todo proceso de memoria tiene que ser de memoria viva porque la violencia machista sigue existiendo”, subrayó Sanz, que ha querido también exigir “compromiso político para por poner recursos y medios”.
La asociación Intxorta 1937 Kultur Elkartea cerró la mañana hablando de la recuperación de memoria antifascista en la zona del Alto Deba: “Conocemos la historia de los hombres en la Guerra Civil, pero no la historia de esas mujeres” que lucharon contra el fascismo en los batallones de Intxorta, fusil en mano, o que dieron comida y techo a quienes luchaban, resumió Nerea Villa.
El objetivo del primer día, como adelantó Joana Etxano, fue “profundizar en la memoria y hablar de elementos de reparación y reivindicaciones en el marco legal”, la segunda jornada estuvo dedicada a “hablar de compañeras que se han enfrentado a las violencias machistas y de sus estrategias de resistencia” con la participación de diferentes Colectivos de sobrevivientes, como Bizitu, Goizargi y las Guerreras de Deba.